jueves, 16 de noviembre de 2017

Museo del Pueblo Español



El fondo inicial del Museo del Pueblo Español, creado en 1934, estuvo compuesto por las colecciones del inicial Museo del Traje Regional e Histórico, las del Seminario de Etnografía y Artes populares de la Escuela Superior de Magisterio, a las que se sumaron amplias series de objetos domésticos y útiles de trabajo que los Patronos Regionales adquirieron entre 1934 y 1936.

Abre por fin sus puertas al público (en el edificio de la actual sede del Senado) en el otoño de 1971, y de forma breve, ya que es clausurado en el verano de 1973 y almacenado en la antigua Facultad de Medicina de San Carlos, lo que denota que antiguamente, la temática relacionada con la etnografía, la antropología y el folklore popular no tenían demasiado interés en un Madrid en transformación y abandono de las tradiciones populares.

En 1993 el Museo del Pueblo Español y Museo Nacional de Etnología se unen en una sola institución: el Museo Nacional de Antropología. Finalmente, en 2004 se crea el Museo del Traje- Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico, el actual heredero del viejo Museo del Pueblo.

http://www.mecd.gob.es/mtraje/museo/historia/1934-1993.html

martes, 14 de noviembre de 2017

El arpa de boca


En arpa de boca es un tipo de instrumento, realizando comúnmente en metal o bambú, de tamaño muy pequeño (cabe en la mitad de la mano) y de uso muy sencillo.

Consta, básicamente de un arco metálico y una lengüeta de acero en el medio que, al producir la vibración produce un curioso sonido metálico, utilizando la boca del usuario como caja de resonancia para magnificar el efecto sonoro. 

Se puede encontrar en muchas regiones del mundo, y su uso, en diferentes variantes y materiales más simples y sencillos, se remonta a los orígenes del hombre, siendo usado en todos los continentes, fabricado en materiales de madera en zonas latinoamericanas nativas y de tipo metálico en zonas asiáticas.

Tiene además diferentes denominaciones, tales como  guimbarda, birimbao, trompa, trompe..

Zona de Madrid. Finales del siglo XX.

El cisco o carbón vegetal


Vídeo realizado por el Aula Apícola de la Sierra de Hoyo, en la que el vecino Pepe Llanos nos muestra una de las maneras en las que se preparaba el cisco (carbón vegetal) combustible muy usado, no sólo en los pueblos de la sierra, hasta la llegada del butano, en la segunda mitad del pasado siglo XX. Una de las actividades tradicionales en Hoyo de Manzanares que actualmente nadie realiza en la Sierra.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Los bolos serranos jienenses



Los bolos serranos son un juego muy arraigado en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, en la provincia de Jaén-Andalucía.

Sus orígenes históricos se remontan a épocas ancestrales, según los estudiosos posiblemente de procedencia cántabra, que se desplazó a estas tierras durante la reconquista cristiana medieval.

Según el investigador local Santiago González Santoro, ya hay documentación escrita de este deporte autóctono local desde el siglo XVIII, y aún hoy en día han quedado topónimos en la zona, como el lugar denominado "la bolea" del municipio de Orcera, cabeza de este deporte.

Debido a las nuevas costumbres, los bolos serranos fueron cayendo en desuso a finales del siglo XIX  e inicios del XX, y fueron recuperados por el mencionado Santiago González Santoro quien recopiló la tradición oral, organizando en 1969 el I Campeonato Comarcal de Bolos Serranos que se sigue celebrando hasta nuestros días, y creándose la Federación Andaluza de Bolos Serranos. 

Sigue siendo un deporte nativo muy popular en los pueblos de esta comarca jienense.

Este deporte consta a nivel material de una bola de madera, y uno o tres bolos o mingos colocadas en fila (depende de las dos modalidades existentes, llamadas "del valle" y "de alta montaña"), siendo el objetivo en ambos casos derribar el o los bolos con la bola de madera sumando puntos según tiradas.

Morteros y almireces


Otro clásico de los hogares españoles, y de todo el mundo, sin duda alguna. Qué cocina española clásica no ha contado entre sus utensilios cotidianos los famosos morteros o almireces para moler los alimentos y machacarlos, especialmente granos y especias.

Dentro de estos utensilios, podemos encontrar dos tipologías; por un lado el mortero, de mayor tamaño y fabricado en piedra o cerámica o madera, y que estaban compuestos de dos partes diferentes; por un lado el "mortero" en sí mismo (el recipiente o vaso usado para contener la molienda y realizar la acción en sí misma) y por otro lado el lllamado "mano", utilizado para moler y aplastar el ingrediente.

Tendríamos por otro lado el llamado "almirez", generalmente de menor tamaño y metálico, generalmente con diferentes imágenes labradas en el cuenco metálico exterior del almirez para decorar, y mucho más resistentes y manejables que los anteriores.

Ambos tipos han sido utilizado prácticamente desde los orígenes de la humanidad, y ya se utilizaban artilugios para moler en las antiguas Mesopotamia o Egipto, siendo representado en obras de artes de pintores de todas las épocas como el español Velázquez. Variantes de nombres con los que se han conocido los morteros o almireces han sido dornillo, metate o molcajete.

Zona de la provincia de Jaén. Inicios del siglo XX.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Damajuana


El objeto que catalogamos a continuación tiene un curioso nombre y una curiosa historia tras ella. Es un objeto que habréis visto en vuestras casas desde hace mucho tiempo y es de un uso tan cotidiano y tradicional como la historia misma.

Se llaman las damajuanas, y son, básicamente, recipientes para líquidos, comúnmente vino, pero para cualquier otro, siendo normalmente de vidrio o barro, y que estaba recubierto de un envoltorio de mimbre o cestería para proteger el recipiente más delicado, y en ocasiones engalanado, y que según Antonio Caro Bellido, servía además para darle estabilidad al recipiente en cuestión.

Una vez visto el objeto.....¿sabéis de dónde le viene ese curioso nombre? Al parecer, "damajuana" tiene una curiosa historia tras ella, y es una españolización de la palabra francesa "dame-jeanne", que hace referencia a una historia, según la cual la reina Juana I de Nápoles, después de refugiarse en el taller de un maestro vidriero, se interesó por la fabricación de botellas. 

Hay dos leyendas; una dice que fue la reina quien trató de hacer una botella y de la fuerza, al soplar, creó una especialmente grande. Otra leyenda dice que fue el propio maestro quien, para impresionar a la dama real, creó una gran botella. Sea cual fuera, el resultado de ese encuentro fortuito provocó que, a partir de ese momento, a esas grandes botellas de recipientes se las conociera con el nombre  de "dame-jeanne", y de ahi,  damajuana. En algunas zonas rurales de Andalucía y Latinoamerica se las denomina "madajuanas".

-Damajuana de la zona de la provincia de Jaén. Inicios del siglo XIX.

Los majos


El majo surge en el siglo XVIII del pueblo llano castizo madrileño, y eran fácilmente reconocibles, por sus atuendos llamativos y exagerados y su lenguaje castizo. 

Los majos fueron conocidos en las zonas populares de Madrid con el nombre de "manolos", retratados como personajes vividores, de lenguaje soez y vulgar,  y vestidos de una forma muy recargada, siendo los que más se opusieron a los cambios de moda que se introducían en ese siglo por parte de la moda italiana o francesa de los Borbones españoles. 

Fueron muy bien retratados por Goya o Bayeu en sus cuadros costumbristas, y aparecen también representados en la literatura española, como en el caso de "Un soñador para un pueblo" de Antonio Buero Vallejo.

Como ejemplo de ello, os dejamos este jubón masculino neoclásico de majo de 1770.

Museo de Artes y Tradiciones Populares de la U.A.M.

Museo del Traje.


jueves, 9 de noviembre de 2017

Una joya cerámica del siglo XVIII




El Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid es una de las grandes joyas desconocidas de la capital madrileña, y contiene objetos y piezas del arte cotidiano y doméstico español.

De la colección, una de sus mayores tesoros es la denominada "cocina valenciana", una cocina cerámica original del siglo XVIII, y que representa un perfecto ejemplo de arte moderno español.

Según la descripción del propio museo;

"El conjunto de azulejos pintados a pincel sobre esmalte blanco que componen y decoran esta cocina nos aporta valiosa información no sólo sobre lo que hacía en ella sino también sobre qué alimentos se servían, por qué y cómo.

Sus cuatro paramentos nos cuentan que era una estancia dedicada a las reuniones informales de una familia adinerada del siglo XVIII.

Un lugar en el que se realizaban refrescos, agasajos y pequeñas comidas para invitados girando muchas de estas reuniones en torno al chocolate, uno de los platos más degustados en la época.

1.- La escena principal aparece representada en el paramento de azulejos ubicado en el lateral izquierdo según se accede al conjunto. En ella se puede ver a la señora de la casa acompañada de su perro supervisando el refresco que han preparado dos mujeres que aparecen en el extremo derecho del panel.

Por refresco se conocía al “agasajo de bebidas, dulces y chocolate, que se da en las visitas, y otras concurrencias por la tarde”. Se realizaban con cualquier razón (bodas, bautizos, comuniones, etc.) o sin ella, pues eran momentos de sociabilización y de diversión que podían incluir bailes, juegos galantes o juegos de mesa.

Aunque se podían convertir en merienda, cena, o directamente una cena con varios platos dulces y salados, lo habitual es que se tratara de una merienda compuesta de bebidas frías y calientes, dulces y ácidas, y numerosos postres (sorbetes, espumas y helados), y sobre todo el chocolate.

En el paramento, estos alimentos son presentados a la señora de la casa por una hilera de criados de librea en diferentes bandejas y salvillas. Todos ellos visten calzón, chupa o chaleco y casaca (terno francés) y peinado típico de la Corte y la nobleza españolas en estos años: raya al medio, dos bucles sobre las orejas, y una coleta envuelta en una cinta con lazo.

Por lo que respecta a las sirvientas de la cocina que han preparado este agasajo así como como una esclava negra que aparece en el extremo izquierdo de la composición en actitud de barrer, visten con las ropas habituales entre criadas de los personajes pudientes de la zona valenciana de la segunda mitad del siglo XVIII: falda o guardapiés, jubón, pañuelo a la moda francesa sobre los hombros y delantal.

El pelo lo recogían con una redecilla, un pañuelo de cabeza o en un característico moño sujeto con pinchos o rascamoños, horquillas y aguja. Como complemento podían llevar también broches colgando de cintas en el cuello y pendientes o arracadas de chorro.

Por último, la señora de la casa marca su diferente posición social a través de un vestido a la francesa, de su tocado (escofieta) y de su prolija joyería: cadena de perlas y pendientes de perlas.

2.- El paramento de azulejos ubicado en frente de la puerta que da acceso a la cocina se reserva en cambio para acoger una decoración en trampantojo a base de vasares que sustentan diferentes objetos de almacenaje y preparación de alimentos como pueden ser conservas en orzas y compoteras tapadas con lienzos entre las que se puede leer “Açeytunas sevillanas”, “Almibar” o “Confitura de Binigani[m]”.

3.- Por su parte, el paramento de azulejos que se sitúa en el lateral derecho del conjunto, presenta como motivo central una de las advocaciones marianas más veneradas en Valencia: la imagen de la Virgen del Carmen repartiendo escapularios a las almas que ha sacado del Purgatorio.

4.- El conjunto se cierra con un paramento que muestra en sus azulejos una escena narrativa vinculada al ya descrito servicio de refresco: un personaje masculino, el mandadero, regresa con la compra en dos capazos y es recibido (y reprendido) por una mujer que ejercería las funciones de mayordomo de la casa o de la cocina. La escena se completa con otra sirvienta que mientras manipula un enfriadero parece volverse atraída por la regañina.

Todas estas escenas decorativas descritas se completan en los cuatro paramentos con otros motivos en trampantojo: colgados de clavos y ganchos aparecen todo tipo objetos (cazos, sartenes, calderos, cucharas, almireces, aceiteras, anafres, parrillas, trébedes, etc.) y alimentos como aves (gallos, pavos, patos, perdices, codornices y becadas), mamíferos (conejos y corderos, vivos y muertos), pescados (frescos y en salazón), frutas, hortalizas y embutidos (jamones morcones, salchichones, butifarras, etc.).

Por último, es preciso remarcar que este conjunto decorativo se completa con añadidos que pretenden recrear el aspecto original de la cocina tales como una boca de pozo, un fogón y una encimera y una c ampana de extracción. En definitiva, un amplio repertorio decorativo plasmado sobre cuatro paneles de azulejos de un palacio valenciano del siglo XVIII gracias al cual podemos conocer “de primera mano” qué es lo que sucedía dentro de estancias como ésta".

Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid


Museos etnográficos de Madrid


Os dejamos una recopilación de algunos museos etnográficos interesantes de Madrid ciudad y el resto de la región, donde aún se conservan las tradiciones populares.

Madrid

-Museo de América, creado en 1941, sus fondos están constituidos por las antiguas colecciones de Arqueología y Etnografía Americana, desde la Prehistoria americana hasta la actualidad.

-Museo Nacional de Antropología, ofrece al público visitante una visión global de la cultura de diferentes pueblos del mundo: sus fondos son muestras de la cultura material de diferentes pueblos de África, América, Asia, Europa y Oceanía.

-Museo Africano, también conocido como “Mundo Negro” fue abierto por misioneros combonianos, hace un recorrido por el África negra, acercándonos todo lo desconocido de este continente. Repasa las artes plásticas, música y sus culturas en general.

-Museo de Artes y Tradiciones Populares, inaugurado en el campus de Cantoblanco en 1975. La colección del museo, formada por piezas de carácter etnográfico y antropológico, se ha ido incrementando hasta alcanzar lo más de 8000 fondos actuales. En 2011 el Museo se trasladó a la corrala de la calle Carlos Arniches, en pleno centro de Madrid. 

Además cuenta con los fondos del Gabinete de Antropología y Folclore del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos y Estudios Orientales, formados por piezas procedentes de diversos territorios de población mayoritariamente islámica y/o árabe.

-Museo del Traje, cuyo objetivo es promover el conocimiento de la evolución histórica de la indumentaria, y de los testimonios del patrimonio etnológico de las culturas de España.

-Museo Nacional de Artes Decorativas, donde se encuentran objetos diversos de uso cotidiano tales como alfombras, arte oriental, cerámica, joyería, mobiliario, piedras duras, platería, relojes, tapices, textiles, y objetos de vidrio.

-Museo de Vicálvaro, que está dividido en salas temáticas, con un espacio etnográfico que alberga útiles del oficio agrícola y panadero vicalvareño (fumigadores, hoces, colleras, callados, trillo, lecheras, esquiladoras, cortadoras, cencerros...), la llegada de la electricidad al municipio, máquinas de la fábrica de cemento de Valderribas, de las industrias del cristal y el mosaico, los útiles del médico, el zapatero y el peluquero del pueblo, enseres de las cocinas vicalvareñas, útiles de colegio, radios, tocadiscos y gramolas.


 Norte de Madrid

-Belvís de Jarama;  Museo de Usos y Costumbres Etnológicas,  dividido en cuatro salas que reúnen los utensilios de las diferentes labores rurales tradicionales. La sala más completa es la segunda, con utensilios de labrado, esquilado y herrado, caza, carpintería y pesos y medidas tradicionales.

-San Sebastián de los Reyes; Museo Etnográfico El Caserón, ubicado en un edificio tradicional del siglo XVII, con una curiosa colección de la evolución de la historia del municipio y los usos y costumbres tradicionales de su población, así como con tinajas y bodegas antiguas.

-Manzanares el Real; Museo Etnográfico y Arqueológico, con una colección de la evolución de la historia del municipio y los usos y costumbres tradicionales de su población, y una sala con restos arqueológicos de las diferentes civilizaciones que ha poblado el municipio.

-Colmenar Viejo; Casa Museo de la Villa, un repaso histórico del municipio, donde hay una parte dedicada a los usos y costumbres tradicionales de la población.

-El Atazar; Eras de trillar, situadas en la zona norte del núcleo rural, su origen se remonta al siglo XVII. Era el lugar donde tradicionalmente se trillaba y se aventaba el grano. Su pavimentación es de lajas de pizarra y cuarcita, dispuestas de forma circular, para facilitar la recogida del grano o la mies. 

-El Berrueco;  Museo de la Cantería, donde se consigue unir pasado y futuro dando lugar a una fusión entre la cantería de nuestros antepasados y las modernas máquinas del presente, brindando un homenaje a los canteros del municipio).

-Horcajuelo de la Sierra; Museo Etnográfico, museo que representa la vida de principio del siglo XX en un municipio serrano.

-Hoyo de Manzanares; Museo etnográfico y arqueológico, una muestra y recorrido virtual por las costumbres y tradiciones etnológicas del municipio y la sierra madrileña, unido a los yacimientos arqueológicos encontrados en la localidad.

-La Hiruela; Museo etnológico, recoge el acervo popular y los ancestrales modos de vida de los habitantes de La Hiruela con diferentes aperos de labranza, útiles ganaderos y domésticos, y vestuario histórico, alberga una exposición permanente de carácter etnográfico que recrea las estancias de una antigua vivienda rural del siglo XVII, acompañada con fotografías de la época y con una locución que nos guía por las distintas estancias.

-La Serna del Monte; Fragua, situada en el entorno del Ayuntamiento, conserva sus utensilios (fuelle, yunque, piedra de afilar, pila o poza…) que se encuentran expuestos para los visitantes en la Calle Cárcava.

-Lozoyuela-Las Navas-Sieteiglesias; Museo etnográfico (ubicado en una de las antiguas Casas de los Maestros fue inaugurado en el 2013 y alberga objetos de la vida cotidiana del pueblo de antaño. Pueden verse utensilios tradicionales de cocina y del hogar, útiles de caza, pesca, labranza y ganadería, etc...),  Casa-Museo (antiguo Tinao donde se almacenaba el grano y las herramientas del campo, construcción típica de piedra de los pueblos con tradición ganadera), y Estanco-Museo Velasco (antigua Casa de Postas donde paraban las diligencias de camino a Madrid, conserva una variada colección de objetos y documentos antiguos, podemos encontrar todo tipo de utensilios y objetos tradicionales de uso cotidiano como quinqués, juguetes, básculas, cartas, escrituras, monedas, etc,, así como objetos rescatados del incendio de la antigua farmacia lindante y material de la guerra civil).

-Mangirón; Museo de la Piedra, ubicado en el antiguo Lavadero Municipal, el espacio expositivo está compuesto por una sala diáfana donde se muestran, a través de paneles, diferentes aspectos del Lavadero, la piedra y el trabajo en las canteras. El Museo cuenta con una serie de módulos-piedra de grandes dimensiones que muestran información sobre diferentes clases de rocas: sus características, usos y utilidades.

-Navacerrada; Museo Etnográfico, que permite conocer la riqueza ecológica del entorno, flora, fauna y paisaje mediante diferentes recursos expositivos y actividades interactivas.

-Robledillo de la Jara; Museo Etnográfico, el museo ocupa una casa del siglo XIX, donde se puede conocer la cultura y costumbres relacionadas con la gastronomía de la Sierra Norte madrileña.

-Paredes de Buitrago; Museo de la Fragua, ubicado en la antigua Fragua de Paredes de Buitrago, se han efectuado diferentes actuaciones de rehabilitación en su arquitectura y entorno. En el interior del Museo se encuentran diferentes elementos relacionados con la actividad de la Fragua: el Fuelle, Yunque, Aperos, Chimenea, o la Pila de Agua).

-Pedrezuela; Casitos, pequeñas construcciones cilíndricas ejecutadas con piedras tal como se recogen sobre el terreno, utilizadas por los pastores para resguardarse de las inclemencias del tiempo y para dormir, además de protegerse de los animales, únicas en la Comunidad de Madrid.

-Serrada de la Fuente; Museo de juegos tradicionales, podemos admirar diferentes réplicas de juegos castellanos tradicionales así como las referencias históricas y los aspectos antropológicos más importantes relacionados con los mismos. El Museo cuenta con una amplia exposición permanente de juegos tradicionales, muchos de ellos, olvidados en el tiempo (petanca, herradura, rana...).

-Torremocha del Jarama; Museo de la Agricultura, museo articulado a través del ciclo estacional: El Cereal y La Sementera, recreando el arado, la siembra y el escardado.

-Villavieja del Lozoya; Museos del lavadero y la fragua, lavadero ambientado museográficamente y fragua muy bien conservada, se puede considerar como una especie de museo rural, ya que en sus paredes hay una colección de instrumentos antiguos muy amplia. Desde las antiguas sandalias hechas con neumáticos, hasta una vieja muñeca construida con paja, que eran típicas de aquella época, y de los pocos juguetes que tenían los niños. También allí se encuentran una serie de fotos antiguas del pueblo, en el que se puede ver el colegio existente antes de la guerra, las fiestas patronales, los jornaleros trabajando en el campo.

Sur de Madrid

-Arganda del Rey; Museo del Tren (que ofrece un viaje turístico en trenes en desuso, una preciosa colección de antiguo material relacionado con el mundo del tren, locomotoras, muestra de automotores y dresinas, coches de viajeros, y todo tipo de material expuesto en relación al tren), y Museo del Vino (consta de paneles informativos sobre la historia del vino, características geológicas y climatológicas de la zona, tipos de viñedos y uva, labores de la vendimia, elaboración del vino, y una colección de fotos antiguas de la vendimia y una serie de aperos de labranza utilizados en la recolección de la uva).

-Campo Real; Museo de Alfarería y Productos Típicos, consta de dos salas. La primera de ellas dedicada a la alfarería, la segunda sala está dedicada a la exposición de objetos y herramientas relacionados con los productos típicos como aceitunas, queso, y aceite.

-Chapinería; Museo Etnográfico de Chapinería, museo que presenta una colección diversa que parte de una selecta muestra arqueológica expuesta en la planta baja y dedicada de forma monográfica al enclave de Los Becerriles, así como objetos etnológicos.

-Chinchón; Museo Etnográfico La Posada, ubicado en una antigua posada fundada a principios del siglo XIX. El edificio recrea la posada y consta de un patio porticado de columnas, de forma irregular.

-Morata de Tajuña; Museo Etnográfico El Cid (dividido en ocho salas representativas del mundo rural de la comarca) y Museo de la Molinería (ubicado en el viejo Molino de la Huerta de Angulo de principios del siglo XVIII, además de contemplar las instalaciones del molino, que todavía funcionan, en el interior del edificio el visitante podrá hacer un interesante recorrido por la exposición dedicada al mundo de la molienda, donde el público comprenderá los aprovechamientos de las aguas fluviales como fuerza motriz, la instalación de los ingenios hidráulicos como elementos de control económico y político, y el olvidado oficio del molinero).

-Móstoles; Museo de la Ciudad de Móstoles, un repaso histórico del municipio, donde hay una parte dedicada a los usos y costumbres tradicionales de la población.

-Navalcarnero; Museo del Vino, que recrea las diferentes fases de elaboración del vino y muestra los utensilios empleados en el proceso de transformación y almacenamiento de los caldos.

-Nuevo Baztán; Centro de Interpretación, instalado en un edificio que fue la antigua bodega del complejo industrial, la exposición utiliza maquetas, paneles explicativos, objetos de época, reproducciones y un audiovisual para presentar la figura de Goyeneche, el territorio y las industrias (paños para uniformes, vidrios finos, papel, confites y jabón, entre otras) que se implantaron en Nuevo Baztán durante el siglo XVIII. En este espacio conocerás la importancia del proyecto industrial de Juan de Goyeneche para la producción de textiles, papel, vidrio, jabón, vino, etc.

-Tielmes; Casa-Museo y Escuela Rural, museo que recupera la primitiva dedicación que tuvo: los viejos pupitres, la mesa del maestro, el encerado, enciclopedias y libros, cuadernos y mapas.

-Valdelaguna; Museo del Vino. Bodega Pablo Morate, donde se exhiben maquinaria y utensilios destinados a la elaboración del vino (moledoras de uva, prensa de mano, tinajas de barro), con el objeto de fomentar y difundir la cultura del vino.

Arquitectura vernácula en San Sebastián de los Reyes


Uno de los aspectos más claros y significativos de las diferenciaciones sociales de clase a finales del siglo XIX-XX ha sido históricamente, sin duda alguna, fielmente reflejado en la arquitectura de nuestros barrios y ciudades.

A finales del siglo XIX, con el desarrollo, auge y esplendor de la revolución industrial y del imperialismo, la sociedad se va a dividir claramente en dos sectores sociales muy diferenciados; la clase burguesa y la clase trabajadora. Además, las clases medias que ya entonces pujaban por vascular entre ambas (históricamente cercanas en mente a la burguesía y en bolsillo a los trabajadores) o el lumpenproletariado no definido y sin conciencia de clase hacían ya su presencia en aquellos momentos.

Estas clases sociales se diferenciaban de los antaño estamentos sociales del antiguo régimen en que, al menos en teoría, la sociedad de clases no era estanca a diferencia de la estamental. En teoría, en la sociedad estamental pertenecías de nacimiento a un estamento y a él pertenecías hasta la muerte. No había movilidad estamental-social apenas. En teoría, eso cambia en la sociedad de clases capitalista, donde la movilidad social y de clase es más abierta.

Como decimos, un reflejo de esta nueva sociedad de clases industrial se ve reflejada en la arquitectura en los llamados barrios obreros-barrios burgueses, o en la arquitectura de los edificios, como eran los grandes palacios o casas de la mediana y gran burguesía, frente a las casas de materiales modestos, de una sola planta o piso y humildes pertenecientes a la clase trabajadora.

Ésta sería lo que etnólogos destacados como Gabriel Arboleda llaman la “arquitectura vernácula”, es decir, estructuras realizadas por constructores sin formación profesional arquitectónica, como la manera más tradicional y fácil de construir viviendas, con materiales comunes, generalmente barro, piedra, o ladrillo barato.

Esta arquitectura vernácula hace justicia a la realidad económico-social en la que se ha movido el pueblo madrileño de San Sebastián de los Reyes hasta bien entrado el siglo XX, es decir, una realidad de jornaleros, agricultores o ganaderos, con oficios rurales que se veían fielmente reflejados en las viviendas, con un alzado de una sola planta, baja, y pocas habitaciones.

En este pueblo, son abundantes los ejemplares de esta arquitectura vernácula en la parte del pueblo que formaba parte de la época en la que se construyeron esas viviendas, desde el siglo XV hasta mediados del siglo XX, es decir, el casco viejo o histórico del pueblo;

-Viviendas situadas en torno a la calle Colmenar Viejo
-Viviendas situadas en torno a la calle Esperanza Abad.
-Viviendas situadas en torno a la calle Gonzalo Izquierdo.
-Viviendas situadas en torno a la calle Hermenegildo Izquierdo.
-Viviendas situadas en torno a la calle Higueras y fuente vieja en Calle Mayor.
-Viviendas situadas en torno a la Plaza de la Fuente.
-Viviendas situadas en torno a la calle Paz.
-Viviendas situadas en torno a las calles Pilar y Ramón Abad.
-Viviendas situadas en torno a las calles San Roque y Victoria.
-Viviendas situadas en la zona de La Zaporra de San Sebastián de los Reyes.

Museos etnográficos; El Caserón de San Sebastián de los Reyes



El Museo Etnográfico El Caserón se trata de un precioso museo de contenido etnográfico que se encuentra ubicado en la Plaza de la Constitución de San Sebastián de los Reyes, un pueblo ubicado en el norte de la Comunidad de Madrid.

El museo arranca su andadura histórica en 1982, con la creación en la Universidad Popular José Hierro de la localidad del Centro de Estudios Tradicionales como departamento interno, dedicado íntegramente a la investigación etnográfica para la recuperación de herramientas, utensilios, indumentaria e incluso canciones de la zona para evitar su olvido.

La acumulación de objetos etnográficos por parte de los ciudadanos del pueblo fue tan grande que se hizo necesario crear un museo para almacenarlos y exponerlos, y ello motivó la construcción del museo, inaugurado el 26 de agosto de 2005 con un total de 3700 piezas, eligiéndose para ello un viejo edificio del centro del pueblo, El Caserón del siglo XVII, utilizado históricamente como casa de labranza y  mesón.

El museo está dividido en varias plantas;

Sótano: bodegas y colección de cerámica.
Planta baja: fotografías, ropas. religión, biblioteca, y reconstrucción de una estancia doméstica.
Primera planta: instrumentos musicales, oficios tradicionales, ganadería-transporte y agricultura
Buhardilla: documentos gráficos.

Museos etnográficos; La Corrala de Madrid



Las "casas de vecindad", o "corralas", nacen como respuesta a un incremento de la población madrileña durante los siglos XVIII, XIX y  XX.

Es, quizá, la más castiza de todas las construcciones de Madrid y, sin embargo, conocemos muy poco de ellas y de su historia. En éste número de Narria, te cuentan algo más de ellas;


Además, Madrid tiene su propio museo de la corrala madrileña en pleno centro de la ciudad, el llamado "Centro Cultural La Corrala", del Museo de Artes y Tradiciones Populares de la Universidad Autónoma de Madrid.

El Centro Cultural La Corrala-Museo de Artes y Tradiciones Populares de la Universidad Autónoma de Madrid se ubica en una antigua vivienda de corredor madrileña.

Las corralas fueron una tipología propia del Madrid del siglo XIX, que permitía dar cobijo a las numerosas familias que llegaban de los pueblos a la capital en busca de trabajo. No es casual, que la mayoría de ellas se instalaran en entornos cercanos a fábricas. Aún hoy, Lavapiés, Embajadores y el barrio de La Latina, son las zonas donde mayor número de corralas se concentran, por su cercanía al antiguo matadero y a la Fábrica de Tabacos.

Aunque las tipologías de las viviendas de corredor son variadas, dependiendo de la figura que dibuje su planta, la más característica es aquella que dispone sus corredores en torno a un patio central, dando como resultado una planta en forma de U o de O, si el patio está cerrado por sus cuatro lados. Esta es la tipología de la Corrala de la calle Carlos Arniches, levantada en torno a 1860 en pleno Rastro.

En sus orígenes su planta baja debió servir como galería comercial y parada de carros, junto con viviendas y posadas instaladas en su primera planta y en la zona abuhardillada.

Desde su construcción y hasta los años 90 del siglo XX, la Corrala ha estado habitada. En los últimos años, antes de la rehabilitación, el mal estado de conservación llevó a pensar en su demolición. 

Afortunadamente, el edificio fue rehabilitado por el Ayuntamiento concediéndole una nueva oportunidad a un edificio tan singular.

Narria, estudios etnológicos


Os dejamos un enlace para que podáis consultar todos los números editados, desde su creación en 1975 y hasta 2008, por parte de la revista "Narria", editada por el Museo de Artes y Tradiciones Populares de la Universidad Autónoma de Madrid y que, desde su creación, se convirtió en un referente de los estudios antropológicos y, especialmente, etnológicos de todo el país.


Arquitectura serrana


Os dejamos este precioso estudio, realizado por el Centro de Estudios Tradicionales Museo Etnográfico El Caserón de la Universidad Popular José Hierro de San Sebastián de los Reyes sobre ejemplares de arquitectura popular por toda la Sierra Norte madrileña, y algunos casos concretos en otras zonas de la región. 

El gran interés radica en que este texto, realizado en 1991 recoge muchos ejemplos de arquitectura popular que, muy posiblemente, a día de hoy ya no existen o estén muy deterioradas.


Oficios perdidos




 Pasan los años y aunque muchos oficios de toda la vida se han ido perdiendo, los hay que continúan gracias a unos cuantos nostálgicos y valientes.

Los gancheros


Clip de la película "El río que no lleva", versión cinematográfica de la obra literaria de José Luís Sampedro, donde se cuenta la vida de los gancheros, un oficio forestal hoy desaparecido, que consistía en bajar madera por el río Tajo.

sábado, 4 de noviembre de 2017

Zuecos


Qué duda cabe que si hay un artículo tradicional en determinadas zonas de España, sobretodo costeras o de montaña, sin duda alguna son los zuecos.

El zueco, también denominada según la zona de España como almadreña / madreña, la albarca / abarca, galocha, o zoca, era un calzado tradicional artesanal, frecuentemente elaborado en madera, usado desde épocas ancestrales en zonas rurales o de montaña, como Asturias, Cantabria, Galicia, León, País Vasco y determinadas zonas de Castilla y León.

Este calzado, se utilizaba como protección en los trabajos del campo, fábricas, minas y granjas, y ha llegado a formar parte de la antropología local de determinadas regiones junto con los trajes tradicionales, estando algunos de ellos,  bellamente elaborados y labrados con motivos de adorno.

Zona de León-Palencia. Inicios del siglo XX.

Troneras




Mucho han cambiado las costumbres tradicionales en muchos hogares españoles e internacionales a lo largo de la historia moderna, especialmente en lo concerniente al cuidado de los niños.

Actualmente, y gracias al moderno cuidado de la puericultura y la pedagogía infantil, veríamos con malos ojos el uso de troneras tradicionalmente como éstas, ya que según las modernas teorías pedagógicas el niño no está preparado para ponerse de pie y se hace daño en la espalda y las piernas, utilizando en su lugar modernos artículos ergonómicos, o reforzarle sin utilizar artificios.

Cosa muy diferente era la época antigua, donde las madres no tenían tiempo para el cuidado de los niños, y las teorías pedagógicas no estaban asentadas, por lo que no se consideraba perjudicial el uso de artilugios como éstas troneras de maderas, utilizadas para sujetar al niño, especialmente cuando eran muy pequeños y en momentos ocasionales como la hora de la comida.

Según los investigadores Alan y Denise Fields, fue ya a partir de la década de 1950 cuando las troneras cambiaron radicalmente su composición y forma, adaptando materiales como plástico o metal, y cambiando a formas más cómodas y agradables para el niño, abandonándose los diseños tradicionales en madera, más rígidos.

-Primera imagen; Zona de la provincia de Jaén. Inicios del siglo XX.
-Segunda imagen; Del Museo de Artes y Tradiciones Populares de la U.A.M.

Arco de bastidor



Este arco de madera era utilizado tradicionalmente para bordar, era el conocido como arco de bastidor, al que se le introducía la tela en la parte interior del arco y se ajustaba con las tuercas metálicas que se pueden ver en la parte superior.

Antes de que se inventaran las modernas máquinas de coser, especialmente tras la primera y segunda revolución industrial en los siglos XIX-XX, las mujeres, encargadas tradicionalmente a este fin por la sociedad patriarcal, se encargaban de tejer, coser y bordar utilizando estos arcos de bastidores para tener la tela tensa y poder realizar el bordado con más y mejor precisión.

Con la introducción de la maquinaria industrial en el siglo XX, los bastidores se fueron abandonando progresivamente.

Zona de la provincia de Jaén. Inicio y mediados del siglo XX.

Recipientes de leche y mantequilla



Estas jarras y tazones de madera y metal han sido utilizadas tradicionalmente en las cocinas españolas con un fin muy claro; la fabricación y conservación de leche y mantequilla.

La imagen superior corresponde a una vieja jarra de madera que era utilizada para la fabricación y conservación de la leche, con sus medidas para poder controlar la cantidad de leche.

La imagen superior es un recipiente utilizado para conservar y servir la mantequilla tradicionalmente, con su cazo utilizado con este fin.

Zona de la provincia de Jaén. Inicio y mediados del siglo XX.

Planchas de hierro

Tradicionalmente, la ropa de las casas de las familias españolas de una forma un tanto más diferente a como lo utilizados actualmente. Durante muchos siglos, y debido a la ausencia de las innovaciones y avances industriales del siglo XX, el ingenio debía agudizarse para resolver los problemas.

Antiguamente, las planchas para la ropa consistía en una estructura de hierro puro y un mago de madera en la parte superior para sujetarlas. El recipiente de hierro consistía en varias partes; por un lado, había un recipiente hueco en el interior, donde se introducían las ascuas de carbón candente, que se calentaban introduciendo el recipiente de hierro en la lumbre, y que utilizaba la superficie plana de hierro caliente inferior para planchar las ropas. 

Por su parte, el mango de madera aislaba el calor del metal y permitía coger la plancha al usuario sin quemarse la mano por el hierro caliente. Los agujeros en la base de la plancha servían para la entrada y la salida del aire y evitar las ascuas y el enfriamiento del carbón.

Zona de la provincia de Jaén. Finales del siglo XIX  e inicios del siglo XX.

Licoreras



Os dejamos a continuación una botella tradicional de cristal utilizada en muchas zonas rurales de España para la fabricación de licores tradicionales (anís, orujo...), que se acompañaban por los pequeños vasos de licor utilizados para servir la bebida.

Zona de Palencia. Inicio y mediados del siglo XX.

Lámparas naturales





Hubo un tiempo en el pasado reciente en el que la electricidad no existía. En muchos pueblos y regiones rurales españolas, la electricidad no llegó hasta bien entrado el siglo XX,  y la bombilla, inventada ya a finales del siglo XIX por el estadounidense Thomas Alva Edison estaban aún muy lejos de la España rural de finales del siglo XIX  e inicios del siglo XX.

Por lo tanto, los españoles de aquellos años tenían que buscar remedios naturales y a veces caseros para poder alumbrarse. Las casas, las minas, las cuevas...una ingente cantidad de lugares cotidianos donde era necesario poder alumbrarse de forma estable y segura, y que iban a contar, a lo largo del siglo XIX con los tímidos avances que la revolución industrial iba proporcionando en todo el mundo occidental, dejando atrás las antorchas y velas que habían proporcionado luz a la humanidad desde el inicio de los tiempos.

Con el auge y desarrollo de la industria química y física a finales del siglo XIX, en todos los campos de la vida cotidiana se produjeron avances y dentro de ellos, se modernizaron objetos de uso tan cotidiano como las lámparas para alumbrar, apareciendo así nuevos modelos, como la lámpara de carburo o el famoso quinqué.

El quinqué recibió su nombre del farmacéutico francés Antoine Quinquet a finales del siglo XVIII. El quinqué en realidad no fue un invento de Quinquet, si no una mejora de una lámpara que se introdujo en 1783-1784, la llamada "lámpara de Argand", creada por el suizo Aimé Argand, y que fue el primer salto del tradicional candil usado desde época primitiva.

La lámpara de Argand era un ingenio que introducía en una mecha con petróleo, símbolo de la gran revolución industrial, que, graduándose, daba luz. Unos 10 años después, en torno a 1794, el farmacéutico francés Quinquet adaptaba y modificaba la lámpara de Argand, añadiéndole una chimenea de vidrio con la que fue popularizada.

En torno a 1853-59, el inventor polaco Ignacy Łukasiewicz introduce una variación creando la lámpara de queroseno o parafina, que permitía el alumbrado a través de un sistema de ignición de queroseno, con un moderno depósito de combustible que se cerraba herméticamente, y un émbolo con el cual se bombeaba aire en su interior produciendo elevada presión.

Otro moderno ingenio de alumbrado en el mundo industrializado de finales del siglo XIX fue la llamada lámpara de carburo. Según la mayoría de investigadores, esta lámpara aparece por primera vez en 1892, cuando el inventor canadiense Thomas Willson introduce una de las grandes innovaciones de la revolución industrial química descubriendo el carburo de calcio a través de hornos de fusión. La innovación de este descubrimiento es que, al mezclar el carburo con agua, se producía una reacción química que generaba una llama muy luminosa y daba luz en una época en la que aún la electricidad no estaba extendida.

Poco después, otros ingenieros franceses como Gustave Trouvé en París, y Enrique Alexandre en Barcelona introducen lámparas de carburo y mejoran los ingenios y avances de la industria química.

Poco a poco, y ya en el siglo XX, la extensión y generalización de la electricidad y las bombillas fueron desplazando y haciendo obsoletos estos ingenios que, si bien introducían todas las novedades de la industria química del siglo XIX, dejaban atrás un mundo donde los recursos naturales del siglo XIX irían siendo, poco a poco, desplazados.

Zona de la provincia de Jaén. Finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.