jueves, 25 de enero de 2018

La lucha canaria

La lucha canaria es un antiguo arte autóctono local canario propio de los guanches, antiguos pobladores nativos de las Islas Canarias que vivían en las Islas antes de la conquista en el año 1496. 

La llegada de los hispanos y de su cultura significó -como en muchos otros casos- la desaparición completa de la cultura aborigen en las siete islas, quedando la lucha como una reminiscencia de los antiguos habitantes.

La teoría más fuerte sobre los comienzos de la lucha asegura que debió ser originaria del continente africano, porque con el paso de los siglos continuó desarrollándose por igual en las siete islas aunque estas no tuvieran contacto entre sí.

Ya en el siglo XIX la lucha canaria estaba fuertemente instalada en la población. En aquella época no existía un reglamento escrito, las competencias se realizaban con motivo de alguna festividad y los estilos y formas variaban entre isla e isla.

En 1947 se crearon las dos primeras federaciones provinciales independientes. Como muchas otras formas de combate tradicionales, en la actualidad la lucha canaria ha dejado de ser un deporte folclórico antiguo para convertirse en un deporte institucional regulado por diferentes federaciones. 



martes, 23 de enero de 2018

La vaquilla de Colmenar Viejo


Los orígenes de esta fiesta, declarada de Interés Turístico desde 1986, son remotos ya que parecen remontarse a la antigüedad romana o incluso, tal vez, a la prehistoria. 

Según comenta Julio Caro Baroja en su libro sobre el Carnaval, los jóvenes romanos, disfrazados con pieles de animales y cuernos, corrían detrás de las mujeres simbolizando un intento de reanimar la fertilidad tras el invierno.

En Colmenar Viejo, a pesar de no tener constancia escrita, todo hace suponer que la celebración de La Vaquilla existe ya desde la andadura estable de esta villa, a mediados del siglo XIII.

Aunque la Fiesta de La Vaquilla se celebrará el último sábado de enero, aproximadamente un mes antes, los mozos que participan en ella se reúnen para hacer los preparativos. Tradicionalmente, las madres de los vaquilleros se reúnen para vestir la vaquilla: un armazón de madera con varias costillas, palos forrados en los que se cuelgan pañuelos, y en cuya parte frontal se colocan dos cuernos, en algunos casos, embolados con naranjas y rosquillas. 

Todo este armazón se adorna con hermosos mantones de Manila, pañuelos de seda y flores de papel o naturales; y el frente de la vaquilla se engalana con broches, pendientes y colgantes.

Cada vaquilla sale de una vivienda o local y está formada por mayoral, vaquilleros y taleguero. Cada una de ellas realiza un recorrido por diferentes calles de la localidad hasta llegar a la Plaza del Pueblo, donde, de una en una, van exhibiendo su belleza y colorido con un particular baile que simula embestidas a los vaquilleros.

Tras la exhibición, cada vaquilla vuelve a su lugar de salida y allí se simula su muerte con tres tiros de escopeta al aire y se bebe la sangre del animal muerto: una limonada que podrán degustar todos los asistentes al acto.